Aquello de “La mejor interpretación de Depp en décadas” queda un poco desmesurado cuando uno ve Black Mass, de estreno en televisión en España en Movistar Plus.
Desde luego, no es una mala película y -por supuesto- el actor está a la altura, pero quizá pasó tanto tiempo llenándonos la cabeza de histrionismos, que por mucho que él sea el eje de la historia, son los secundarios de lujo como Joel Edgerton o Kevin Bacon los que realmente bordan el film.
Y Black Mass contiene todo lo que un buen film de mafias debe tener, pero estamos acostumbrados a un lenguaje mucho más rico por parte de Coppola o Scorsese, auténticos maestros del género, siendo Uno de los Nuestros y Casino las claras referencias de Black Mass.
Más allá de la calidad del film, un tema como el de las mafias siempre ha sido rentable en la industria cinematográfica, quizá por el morbo de la violencia o quizá por el hecho de ver en pantalla a gente campando a sus anchas con total impunidad. De un modo u otro, el de gángsters es un género que, por lo general, siempre ha traído más beneficios que quebraderos de cabeza.
Es curioso, porque todo suena a Oscar: tanto la dirección de Scott Cooper como la interpretación de Depp; supongo que el marketing ayuda muchísimo en estos casos, pero parece que nadie se acuerda ya de la composición de Dillinger por parte del actor o la gran batuta de Michael Mann encargándose de la dirección. Que yo recuerde, aquella Enemigos Públicos era infinitamente mejor película de gángsters y, sin embargo, pasó sin pena ni gloria.
El tiempo pondrá las cosas en su lugar.
